Es una oportunidad para hacer una parada, un paréntesis, en el ritmo de vida que llevamos, muchas veces demasiado acelerada, y resituarnos en nuestra realidad.
Hacer un stop es incómodo, rompe la marcha, obliga a detenerse, a mirar a un lado y a otro. Pero una cosa está clara, salva vidas.
En el cursillo podrás ver tu vida desde otra perspectiva, desde la perspectiva de la fe, desde la que podrás descubrir nuevos horizontes y nuevos caminos a seguir, tal vez insospechados.