En la fe cristiana nadie está totalmente formado, y todos nos podemos formar. Es necesaria mantener activa una formación constante que nos ayude a entender cómo vivir la fe en el mundo de hoy y como llevarla a la práctica en nuestra vida.

Tenemos a nuestro alcance infinidad de medios para formarnos. La Iglesia, a través de sus pastores, también nos brindan medios y documentos que están a nuestro alcance y los podemos utilizar.

Formarse cristianamente no es solo almacenar conocimientos, es transformarse para ir pareciéndose cada vez más a Cristo, conocer que significa el Reino de Dios que vino a anunciarnos y cómo hacerlo realidad en nosotros.